El Marquesado de Moya, en la actual provincia de Cuenca, es una de las instituciones nobiliarias e históricas más relevantes del antiguo Reino de Castilla durante la Baja Edad Media y la Edad Moderna. Aquí tienes un relato completo sobre su historia, territorio y evolución:
Historia del Marquesado de Moya
Orígenes medievales
El Marquesado de Moya tiene su origen en la villa fortificada de Moya, situada sobre una alta muela rocosa.
Moya fue un punto clave de la frontera cristiano-musulmana durante el siglo XII, reconquistada por Alfonso VIII hacia 1210. La fortaleza y villa se consolidaron como baluarte del Reino de Castilla frente a las incursiones de los musulmanes del Reino de Valencia.

Durante los siglos XIII y XIV, la villa estuvo directamente bajo el control real, con fueros y privilegios otorgados por los reyes de Castilla para atraer población y reforzar la defensa de la frontera.
Los Cueva y el marquesado (siglo XV)
En el siglo XV, Moya pasó a manos de los Cueva, una de las familias nobles más influyentes del reino, estrechamente ligada a los Reyes Católicos.
En 1465, el rey Enrique IV concedió a Beltrán de la Cueva el título de duque de Alburquerque y, como parte de sus dominios, incluyó la villa y tierra de Moya.
Beltrán fue uno de los hombres de confianza del monarca y continuó siéndolo con Isabel y Fernando.
En 1476, como reconocimiento por su apoyo en la Guerra de Sucesión Castellana, los Reyes Católicos crearon para él el Marquesado de Moya.
Así, el primer marqués de Moya fue Beltrán de la Cueva y Toledo, también I duque de Alburquerque.
El Marquesado y Beatriz de Bobadilla
Aunque el título lo recibió Beltrán, fue su esposa, Doña Beatriz de Bobadilla y Ulloa, una figura muy célebre, la que se hizo más famosa como “la marquesa de Moya”.
Beatriz fue amiga íntima y dama de compañía de la reina Isabel la Católica, lo que le dio enorme influencia en la corte.
De ella cuenta la tradición que era astuta, ambiciosa y gran defensora de sus intereses familiares. Muchas decisiones sobre los territorios del marquesado se le atribuyen a ella.
El territorio del Marquesado de Moya
El marquesado comprendía, además de la villa de Moya, un amplio territorio jurisdiccional en la actual comarca de la Serranía Baja de Cuenca, que incluía pueblos como:
Garaballa
Landete
Campillos-Paravientos
Talayuelas
Salvacañete
Fuentelespino de Moya
Cardenete
En total, una docena de pueblos y aldeas bajo la jurisdicción señorial de los marqueses, que ejercían derechos de alcabalas, portazgo, administración de justicia y nombramiento de oficiales.
Declive y decadencia
Durante los siglos XVII y XVIII, como ocurrió con muchas otras villas señoriales, Moya fue perdiendo importancia política y económica:
La despoblación por las guerras y epidemias del siglo XVII debilitó su economía.
La corte se alejaba y los marqueses apenas residían ya en la zona, viviendo en Madrid u otras ciudades.
El terremoto de 1755 (Lisboa) dañó la villa y varias casas nobles.
En el siglo XIX, con las desamortizaciones liberales, los señoríos jurisdiccionales desaparecieron legalmente. Los marqueses conservaron el título nobiliario, pero no el poder efectivo sobre las tierras.
Moya hoy
La antigua villa fortificada de Moya está hoy despoblada, convertida en un imponente conjunto histórico y arqueológico: murallas, puertas, torreones, iglesia de San Bartolomé y ruinas del castillo aún dominan la comarca.
El título de marqués de Moya sigue existiendo como dignidad nobiliaria, aunque sin vinculación directa con las tierras.

Importancia cultural
El Marquesado de Moya dejó una huella profunda en la comarca:
Las gentes de la zona aún se sienten herederas de la villa cabecera.
El Septenario de la Virgen de Tejeda es una tradición que refuerza esa identidad colectiva.
Las ruinas de Moya son un símbolo de orgullo histórico y destino turístico para quienes visitan la Serranía de Cuenca.
Resumen cronológico
1210 aprox.: Reconquista de Moya por Alfonso VIII.
1465: Enrique IV concede Moya a Beltrán de la Cueva.
1476: Creación del Marquesado de Moya por los Reyes Católicos.
Siglo XVII-XVIII: Declive económico y despoblación.
Siglo XIX: Fin de los señoríos por las leyes de desamortización.
Hoy: Título nobiliario puramente honorífico.
Listado de los marqueses de Moya
El título de marqués de Moya fue creado por los Reyes Católicos en 1476 para Beltrán de la Cueva y Toledo, su gran valido.
Los primeros titulares fueron también duques de Alburquerque, pues ambos títulos permanecieron en la misma casa nobiliaria hasta el siglo XIX. Aquí te resumo los principales:
Beltrán de la Cueva y Toledo (†1492)

I Marqués de Moya
I Duque de Alburquerque
Esposo de Beatriz de Bobadilla, dama de Isabel la Católica.
Francisco Fernández de la Cueva y Mendoza (†1526)
II Marqués de Moya
II Duque de Alburquerque.
Beltrán de la Cueva y Castilla
III Marqués de Moya
III Duque de Alburquerque.
Y así sucesivamente, pasando por los Cueva hasta el siglo XIX, cuando los señoríos fueron abolidos. Hoy el título sigue existiendo, en manos de la nobleza española, pero desligado completamente de las tierras de Moya.
La villa de Moya en su esplendor
En los siglos XV-XVI, Moya era una villa floreciente y estratégica:
Tenía murallas completas con seis puertas monumentales, entre ellas la famosa Puerta del Santo Cristo.
En su interior había iglesias, conventos (como el de San Francisco), casas palaciegas y un castillo en la cima.
Destacaba por su feria y su mercado comarcal, donde los pueblos del marquesado comerciaban con trigo, vino, ganado y lana.
Se decía que era una “pequeña ciudad”, con escribanos, médicos, notarios, herreros y tejedores.
En sus mejores años, probablemente rondó los 1.500 – 2.000 habitantes en la villa, más los campesinos de las aldeas dependientes.
La vida en el Marquesado de Moya
Los vecinos del marquesado estaban sujetos a la autoridad del marqués, pero también gozaban de fueros y privilegios heredados desde la Edad Media.
La justicia local estaba presidida por un corregidor o alcalde mayor designado por el marqués.
La economía giraba en torno a:
Agricultura: cereal, vid, huertas.
Ganadería trashumante: ovejas merinas.
Madera y leña de los montes.
Las aldeas dependientes pagaban tributos en especie y en dinero, y contribuían al mantenimiento de las murallas y la defensa.
Las fiestas religiosas y las romerías, como la del Septenario de la Virgen de Tejeda, reforzaban la cohesión social entre los pueblos del marquesado.
Las ruinas monumentales hoy
El casco histórico de Moya es hoy un impresionante conjunto de ruinas visitables:
Murallas y puertas: aún se conservan tramos enteros.
Iglesias: ruinas de San Bartolomé, Santa María, Santo Domingo y convento de San Francisco.
Castillo: solo quedan muros y torres, pero domina el paisaje.
Plaza Mayor: espacio central con restos de soportales.
El lugar es muy pintoresco, con vistas espectaculares al Rincón de Ademuz y la Serranía de Cuenca.
Las gentes y su identidad
Aunque la villa quedó despoblada (los últimos vecinos la abandonaron en el siglo XX), las aldeas del antiguo marquesado siguen sintiéndose unidas por su pasado común.
Las familias emigradas a Valencia, Madrid o Barcelona regresan para las fiestas, especialmente al Septenario y a las visitas culturales a las ruinas.
El orgullo por ser del «Marquesado» sigue vivo en expresiones como:
“Somos hijos de la Virgen de Tejeda y del marquesado”.
“En Moya empezó nuestra historia”.

En resumen:
Fue una plaza fuerte en la frontera castellano-aragonesa.
Se convirtió en señorío y marquesado en el siglo XV, en manos de los Cueva.
Tuvo una época dorada en los siglos XV-XVI como centro político y económico.
Declive a partir del siglo XVII, desaparición del señorío en el XIX.
Hoy es un símbolo de identidad y un conjunto monumental.